Capilla Jesús Nazareno en la Iglesia de
Santiago el Mayor de Belalcázar |
Don Antonio Murillo de Medina nació en nuestro pueblo en el año 1562, hijo de Antonio de Medina y María Sánchez "La Toledana". Sus abuelos paternos fueron Juan de Medina y María Hernández "La Brava" y los maternos, Francisco Morillo y Catalina Sánchez. En esta época solía alterarse el orden de los apellidos atendiendo a intereses y circunstancias diversas, como no ser el primogénito o el deseo de los padres de que algunos de los hijos lleven como preferente el apellido de la familia materna.
Ejerció de secretario del Obispo de Córdoba fray Diego de Mardones, desde el año 1607 hasta el 1624. Fue coadjutor del canónigo Francisco Fernández de Córdoba, nombrado abad de Rute, archivero de la catedral y canónigo de ella en 1617.
Don Antonio estaba plenamente enraizado en su pueblo por el hecho de pertenecer tanto por línea paterna como materna a dos de los linajes más antiguos. Consta que su familiar Bartolomé de Medina en el siglo XIV fue fundador del Hospital de San Antonio, junto a los hermanos Francisco y Alonso Cuadrado Rayo, Francisco Bravo y Antonio Palomo, regidores de la villa. Él también fue un hombre piadoso y benefactor de su pueblo natal, como lo demuestra el hecho de que en su testamento, redactado en noviembre de 1631ante un notario de la capital, nombra como herederos de sus bienes a su sobrina carnal Francisca de Medina. Literalmente dice: “declaro y quiero que los haya y tenga la dicha mi sobrina por los días de su vida casada o viuda y que después de sus días, quiero y es mi voluntad los haya y hereden por iguales partes la Virgen Santísima de la Alcantarilla y la de Consolación, para que después compren algunas reses que vayan criando otras, para reparo de sus ermitas y ornamentos, y esto se entienda no teniendo hijos legítimos de matrimonio.”
Fundación Dotación Capellanía para Pobres |
Señalo y nombro por patrono
de esta Obra Pía a los que fueren curas de esta iglesia como capellanes de
esta capellanía, y a mi sobrina Francisca de Medina y a los hijos que tuviere,
y no habiéndolos al deudo mío más cercano varón o hembra prefiriendo el varón a
la hembra, y junto con él uno de los alcaldes ordinarios el más anciano, a los
cuales los nombro por patrono”.
Quiero y es mi voluntad que cuando Dios nuestro se sirva a
llevarme, mi cuerpo sea sepultado en el Convento Franciscano de la Rizafa de
esta ciudad, por cuanto soy por dos generales hermano de toda esta Santa
Religión; mando se les dé un crucifijo de escultura muy bueno que tengo que
vale quinientos reales, y tres relicarios de ébano guarnecidos de plata, y un
San Francisco pequeñito por ser obra del griego. Y a mis albaceas quiero que me
entierren en el lugar más humilde que hallare en la iglesia de dicho convento o
en la sepultura de los pobres o en la puerta de la iglesia donde todos me
puedan hallar.
Y si fuere en Belalcázar me enterrarán en la capilla de Dios Padre del que soy su capellán, y me entierren con la mayor solemnidad que pudieren, y aquel día de mi entierro dirá misa por mi alma todos los clérigos y frailes que pudieran, y se me hará el oficio de difuntos entero, y si por prebendado indigno de esta Santa Iglesia (Catedral) me quisiere enterrar se le dará de limosna diez mil maravedíes, y su vela de a libra cada una, que yo quisiera darles mucho más, y a todos pido y suplico humildemente me perdonen los agravios... y me entierren con las insignias y habito sacerdotal. Y se dirán por las animas de mis padres y hermanos difuntos, cien misas y por las ánimas del purgatorio otras cien, y por el alma más desamparada y solas del purgatorio diez misas. Y mando al Santísimo Sacramento de la iglesia de Belalcázar cuatros ducados, otros cuatro a la cofradía de Jesús Nazareno y la Soledad que fundé yo allí, y otros tanto a la cofradía del Santísimo Rosario.
Y si María Murillo mi prima, hija de la murilla mi tía, fuera viuda se le darán de mis bienes trecientos reales de vellón para que me encomiende a Dios. A Francisco de Lara y Francisca Hidalgo mis criados de casa, se les de veinte ducados a cada uno después de mi fallecimiento, y a Juana Gómez mi criada se le de cincuenta ducados porque la he tenido siempre.
Declaro que no mando a mi sobrina Francisca de Medina ni a
mis deudos nada porque en vida les he ido dando y adjudicando a todos cada año
y les he procurado remediar y acudir con trigo y dineros y a todos remedié, y
lo que es hacienda toda la he dado a mi sobrina y hermanos.
Declaro que tengo un … de tafetán carmesí y amarillo
nuevo, que me han costado más de doscientos ducados, y un pabellón ajedrezado
de dos tafetanes, quiero y es mi voluntad que no se vendan si no que los haya y
den a la parroquia de Santiago de
esta villa de Belalcázar, para la Semana Santa y el día de más fiesta y
solemnidad.
Hizo constar expresa y textualmente, que fue fundador de la cofradía de la “Soledad y Jesús Nazareno: “Por cuanto fundé en la dicha iglesia de Belalcázar la cofradía de la Soledad y Jesús Nazareno y le di una lámpara de plata muy lucida, quiero que de esta limosna se saque siempre para adornar y lo que fuere menester, para que siempre arda y este encendida la dicha lámpara de plata, y esto sea antes de que se reparta la limosna a los pobres, como la limosna de las varas”.
Fundación Cofradía Jesús Nazareno |
“Declaro que en Córdoba a la Virgen Santísima de la Catedral
le di un manto de oro y grana, con guarnición de pedrería con encajes de plata
dorados y una corona de plata con esmalte de oro y piedras que me costó
bastante dineros, el manto en su caja y la corona en su bolsa y a la Iglesia
Catedral para su altar mayor di dos atriles de plata labrada que llegaron a más
de mil ducados y por eso no le mando nada ahora, y junto con eso lo declaro
para que se entienda, como le he dado a Dios lo que es suyo, si no todo algo”.
Declara tener en la
ciudad de Córdoba un capital de censos por valor de: 15166 ducados, más 178880
reales de vellón y 261006 maravedíes.
El sacerdote don Diego García Rayo Bravo Cid, sobrino del fundador, compró la capilla de Jesús el Nazareno para ser enterrado en ella y en su testamento de 1655, dejó una cantidad importante de dinero para hacer túnicas a los que la pidieran, porque intentaba que todos los vecinos pertenecieran a esta cofradía fundada por su tío. Otros familiares más antiguos fueron doña Leonor de Guzmán y de Medina, esposa de Raudona de Sotomayor y prima de fray Miguel de Medina
“Nombro y dejo por mis albaceas testamentarios y cumplidores
de este mi testamento: A mi sobrina Francisca de Medina, al Maestre Escuela de
Córdoba, el licenciado Martin de la Torre, Rector de santa Marina, a Diego
Cosme Muñoz y a Francisco de Lara mi criado, quiero y mando que se cumpla, esta
mi última voluntad, y para que con más gusto y voluntad lo hagan les mando a
cada uno, un cuadro de los ocho grandes que tengo al óleo”.
La sepultura de don Antonio de Murillo se encuentra en la Catedral de Córdoba bajo una losa negra que lleva grabado un escudo con una torre y dos escaleras apoyadas en su ventana. Este escudo pertenece a su linaje Morillo Velarde.
No existe en la Parroquia de su pueblo ninguna alusión a este ilustre personaje. Nunca es tarde para subsanar esta omisión y que sirva de homenaje por ser tan bondadoso con sus vecinos.
Bibliografía.
Archivos de la Catedral y
Obispado de Córdoba Archivo Provincial de Córdoba. Revista
de Historia y Genealogía. Biblioteca Nacional de España. Alejandro M. García Cerro. Revista de la Montaña, B. Rodríguez